08 diciembre 2010

ASÍ EVOLUCIONA EL SUEÑO DE LOS BEBES (Reunión mes de Diciembre)

Saber cuándo su bebé dormirá de un tirón es una de las preocupaciones de la mayoría de padres primerizos. El cansancio y las dificultades de adaptación al nuevo ritmo de vida les hacen ver los despertares de su hijo como un problema cuando, en realidad, no lo es. Tanto los niños como los adultos tenemos despertares nocturnos. La única diferencia es que nosotros sabemos volvernos a dormir y ellos no. Pero algún día lo conseguirán.

Un recién nacido se diferencia muy poco del pequeño bebé intrauterino que era unos segundos antes. Por eso, en el fondo, precisa los mismos cuidados. Necesita que se le ofrezca comida cuando tiene hambre, ya que en el vientre materno la alimentación era automática, y mucho contacto físico, puesto que en el útero materno estaba permanentemente abrazado. Pero casi nada más. La ropa, los pañales... son cosas que el bebé no va a reclamar si se encuentra arropado por los brazos de sus papás.

¿Y dormir? ¿Cómo hemos de enseñar a dormir a los recién nacidos? Pues de ninguna manera, porque ya nacen sabiendo dormir. Ésta es una necesidad vital básica sin la cual no sobreviviríamos mucho tiempo, así que la naturaleza se encarga de que poseamos esa facultad incluso antes de nacer. Pero no siempre es igual, sino que el sueño va evolucionando, adaptándose a las necesidades del ser humano en cada momento.

LOS PRIMEROS TRES MESES
Los bebés ya duermen en el útero materno. Se ha comprobado que a partir de los 6 meses tienen una fase de sueño activo, y a partir de los siete, una de sueño más tranquilo. En esas dos fases ocupan la mayor parte del tiempo.

Cuando un niño nace, su sueño es casi igual al que tenía en el vientre de su madre. Por lo tanto, si se reproducen las condiciones del seno materno, dormirá cuanto necesite. No hay que olvidar que las horas que precisa cada bebé son diferentes, y que varían entre las 12 y las 16 horas los primeros días.

Pero ¿sabemos cómo es el sueño de un bebé de pocos meses?

-Ultradiano. Los horarios de los bebés son caóticos. Hasta que no son más mayores no adquieren el ritmo circadiano, el que permite diferenciar el día de la noche. También necesita dormir más horas. Conforme vaya creciendo, se reducirán hasta llegar a las ocho de media que necesitan los adultos.

-Polisecuencial. Eso significa que un niño duerme varias veces durante todo el día. Los adultos frecuentemente dormimos de un tirón (por la noche), pero los bebés de menos de tres meses duermen varias veces a lo largo del día.

-Bifásico. Las fases de sueño también son diferentes ya que los adultos tenemos cinco fases y los recién nacidos, sólo dos. Nuestras cinco fases van desde que estamos despiertos (vigilia), pasando por la fase I de adormecimiento, la fase II de sueño ligero, hasta las fases III y IV de sueño profundo. También tenemos una última fase, la REM. Los bebés sólo tienen fase REM y una fase de sueño ligero. El resto las adquieren con el paso del tiempo.

-Tiene un 80% de sueño REM. Esta fase, aquella en la que soñamos, tiene como misión recolocar en nuestro cerebro los aprendizajes realizados durante el día y gestionar las emociones. Es por eso que los recién nacidos tienen un 80% de sueño en fase REM, ya que apenas se cansan físicamente y no necesitan fases de sueño profundo. En cambio, aprenden muchas cosas y necesitan más sueño REM. A medida que van creciendo y hacen más ejercicio físico, esta proporción se va modificando.

-Los ciclos son más cortos. Los de los bebés duran unos 45 minutos, mientras que los de los adultos pueden ser de hasta 90 minutos.

Para que un lactante de pocos meses duerma correctamente hay que procurar que se sienta seguro y cuidado permanentemente. Un niño amorosamente atendido y alimentado a demanda dormirá siempre que lo necesite, aunque sea en horas y períodos distintos de otro bebé de la misma edad.

DE LOS 4 A LOS 7 MESES
El bebé va creciendo y madurando, y su sueño también. Tres son las palabras que definen su descanso en esta etapa:

-Circadiano. Es decir, el bebé ya es capaz de diferenciar el día de la noche. Aunque cada niño va a su ritmo, por lo que las cifras son variables, la mayoría de los bebés de siete meses suelen hacer un par de siestas durante las horas diurnas y duerme por la noche durante un período de tiempo más o menos largo. Además el número global de horas de descanso se reduce hasta situarse entre las 10 y las 15.

-Secuencial. A partir de este momento tiene adquiridas casi todas las fases del sueño del adulto, puede unirlas con más facilidad y, por lo tanto disfrutar de períodos de sueño de más de un ciclo.

-Inestable. El sueño entre los cuatro y siete meses es muy inestable porque van surgiendo las fases que faltan y el bebé necesita adaptarse a ellas. Es un período de transición en el que los despertares son muy frecuentes, a veces incluso más que en los primeros meses. ¿Por qué? ¡Pues porque están practicando! Ahora hay más fases y más cambios, y los niños deben ensayar para aprender.

Esta época suele ser de especial dificultad para los padres puesto que el sueño de su hijo es muy ligero, con frecuentes despertares. Afortunadamente, siempre hay algo que ayuda al niño a conciliar mejor el sueño (estar cerca de los adultos, una canción, un muñeco, el silencio, el ruido...). Ésta es una etapa transitoria y lo que se debe intentar es, simplemente, que el niño duerma lo mejor posible.

DE LOS 8 A LOS 24 MESES
En esta etapa, el sueño de muchos niños es básicamente:

-Temido. Imaginen que un recién nacido duerme durante dos horas. Cuando se despierte pensará que se encuentra en el mismo momento que dos horas antes, puesto que no tiene idea el paso del tiempo ni tampoco de lo que ha pasado. Pero un niño de 8 meses sí la tiene. Empieza a darse cuenta de que hay un período de tiempo -cuando se va a dormir- en que se separa de sus padres y que, además, no sabe lo que sucede entretanto. Es por ese motivo que intenta retrasar al máximo el momento de meterse en la cama. En estas edades es muy frecuente que algunos niños pequeños se queden completamente dormidos mientras hacen actividades que ocultan momentáneamente la idea de que van a separarse de sus padres: jugando, paseando, viendo la tele...

Para que aprendan a regular esa ansiedad, debemos calmarles antes de que se vayan a dormir. También es importante dejarles bien claro que no deben temer ese momento porque siempre estaremos con ellos si nos necesitan.

-Inquieto. Se ha comprobado que mientras se duerme, sobre todo en fase REM, todo aquello que preocupa puede asimilarse, pero también provocar pesadillas y otros trastornos que, curiosamente, suelen aparecer a estas edades. La razón es que ésta es una etapa de muchos aprendizajes para el niño. En algún momento durante estos meses empieza a andar y a investigar un entorno desconocido hasta entones, lo que le produce mucha ansiedad. El inicio de la alimentación complementaria y, más tarde, la retirada el pañal también son frecuentes motivos de ansiedad infantil y de regañinas de muchos padres a sus hijos.

¿Te extraña que su sueño sea inquieto? Les ocurre lo mismo que a los adultos, que cuando estamos nerviosos dormimos bastante peor.

Por todas estas razones, el sueño de los niños es agitado y los despertares por la noche aún están presentes en la mayoría.

DE LOS 3 A LOS 5 AÑOS
Cuando llegan a esta edad, los niños tienen más horas de actividad diurna, lo que determina que el tiempo de sueño se reduzca, es la época en la que se suelen eliminar espontáneamente las siestas, y tan sólo exista un período de descanso nocturno de unas 10-12 horas. En este momento puede afirmarse a que el sueño infantil ya es muy parecido al de los adultos.

¿Te has fijado? En cada período de nuestra vida el sueño se adapta perfectamente a nuestras necesidades. Eso provoca que el descanso de un adulto sea diferente del de un recién nacido, y también del de un anciano, que casi no tiene sueño profundo y, en cambio, suele tener más períodos de sueño ligero y necesidad de dormir pequeñas siestas durante el día.

El sueño es un proceso evolutivo. Nacemos sabiendo dormir y vamos desarrollando y adaptando esta actividad según la edad. Simplemente es cuestión de saber cómo es el sueño infantil en cada momento para ayudarlo a evolucionar correctamente.



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