14 octubre 2011

II ENCUENTRO MAMAGALDURIA

Por fin se ha celebrado el segundo encuentro de MamaGalduria, este año se ha hecho esperar, pero al final a surgido de manera natural siendo como el año pasado un gran éxito.
Quiero agradecer a todos/as por su participación en los talleres, a todos los niños/as por sus dibujos y al pueblo de Jodar por querer compartirlo con nosotras.

08 diciembre 2010

ASÍ EVOLUCIONA EL SUEÑO DE LOS BEBES (Reunión mes de Diciembre)

Saber cuándo su bebé dormirá de un tirón es una de las preocupaciones de la mayoría de padres primerizos. El cansancio y las dificultades de adaptación al nuevo ritmo de vida les hacen ver los despertares de su hijo como un problema cuando, en realidad, no lo es. Tanto los niños como los adultos tenemos despertares nocturnos. La única diferencia es que nosotros sabemos volvernos a dormir y ellos no. Pero algún día lo conseguirán.

Un recién nacido se diferencia muy poco del pequeño bebé intrauterino que era unos segundos antes. Por eso, en el fondo, precisa los mismos cuidados. Necesita que se le ofrezca comida cuando tiene hambre, ya que en el vientre materno la alimentación era automática, y mucho contacto físico, puesto que en el útero materno estaba permanentemente abrazado. Pero casi nada más. La ropa, los pañales... son cosas que el bebé no va a reclamar si se encuentra arropado por los brazos de sus papás.

¿Y dormir? ¿Cómo hemos de enseñar a dormir a los recién nacidos? Pues de ninguna manera, porque ya nacen sabiendo dormir. Ésta es una necesidad vital básica sin la cual no sobreviviríamos mucho tiempo, así que la naturaleza se encarga de que poseamos esa facultad incluso antes de nacer. Pero no siempre es igual, sino que el sueño va evolucionando, adaptándose a las necesidades del ser humano en cada momento.

LOS PRIMEROS TRES MESES
Los bebés ya duermen en el útero materno. Se ha comprobado que a partir de los 6 meses tienen una fase de sueño activo, y a partir de los siete, una de sueño más tranquilo. En esas dos fases ocupan la mayor parte del tiempo.

Cuando un niño nace, su sueño es casi igual al que tenía en el vientre de su madre. Por lo tanto, si se reproducen las condiciones del seno materno, dormirá cuanto necesite. No hay que olvidar que las horas que precisa cada bebé son diferentes, y que varían entre las 12 y las 16 horas los primeros días.

Pero ¿sabemos cómo es el sueño de un bebé de pocos meses?

-Ultradiano. Los horarios de los bebés son caóticos. Hasta que no son más mayores no adquieren el ritmo circadiano, el que permite diferenciar el día de la noche. También necesita dormir más horas. Conforme vaya creciendo, se reducirán hasta llegar a las ocho de media que necesitan los adultos.

-Polisecuencial. Eso significa que un niño duerme varias veces durante todo el día. Los adultos frecuentemente dormimos de un tirón (por la noche), pero los bebés de menos de tres meses duermen varias veces a lo largo del día.

-Bifásico. Las fases de sueño también son diferentes ya que los adultos tenemos cinco fases y los recién nacidos, sólo dos. Nuestras cinco fases van desde que estamos despiertos (vigilia), pasando por la fase I de adormecimiento, la fase II de sueño ligero, hasta las fases III y IV de sueño profundo. También tenemos una última fase, la REM. Los bebés sólo tienen fase REM y una fase de sueño ligero. El resto las adquieren con el paso del tiempo.

-Tiene un 80% de sueño REM. Esta fase, aquella en la que soñamos, tiene como misión recolocar en nuestro cerebro los aprendizajes realizados durante el día y gestionar las emociones. Es por eso que los recién nacidos tienen un 80% de sueño en fase REM, ya que apenas se cansan físicamente y no necesitan fases de sueño profundo. En cambio, aprenden muchas cosas y necesitan más sueño REM. A medida que van creciendo y hacen más ejercicio físico, esta proporción se va modificando.

-Los ciclos son más cortos. Los de los bebés duran unos 45 minutos, mientras que los de los adultos pueden ser de hasta 90 minutos.

Para que un lactante de pocos meses duerma correctamente hay que procurar que se sienta seguro y cuidado permanentemente. Un niño amorosamente atendido y alimentado a demanda dormirá siempre que lo necesite, aunque sea en horas y períodos distintos de otro bebé de la misma edad.

DE LOS 4 A LOS 7 MESES
El bebé va creciendo y madurando, y su sueño también. Tres son las palabras que definen su descanso en esta etapa:

-Circadiano. Es decir, el bebé ya es capaz de diferenciar el día de la noche. Aunque cada niño va a su ritmo, por lo que las cifras son variables, la mayoría de los bebés de siete meses suelen hacer un par de siestas durante las horas diurnas y duerme por la noche durante un período de tiempo más o menos largo. Además el número global de horas de descanso se reduce hasta situarse entre las 10 y las 15.

-Secuencial. A partir de este momento tiene adquiridas casi todas las fases del sueño del adulto, puede unirlas con más facilidad y, por lo tanto disfrutar de períodos de sueño de más de un ciclo.

-Inestable. El sueño entre los cuatro y siete meses es muy inestable porque van surgiendo las fases que faltan y el bebé necesita adaptarse a ellas. Es un período de transición en el que los despertares son muy frecuentes, a veces incluso más que en los primeros meses. ¿Por qué? ¡Pues porque están practicando! Ahora hay más fases y más cambios, y los niños deben ensayar para aprender.

Esta época suele ser de especial dificultad para los padres puesto que el sueño de su hijo es muy ligero, con frecuentes despertares. Afortunadamente, siempre hay algo que ayuda al niño a conciliar mejor el sueño (estar cerca de los adultos, una canción, un muñeco, el silencio, el ruido...). Ésta es una etapa transitoria y lo que se debe intentar es, simplemente, que el niño duerma lo mejor posible.

DE LOS 8 A LOS 24 MESES
En esta etapa, el sueño de muchos niños es básicamente:

-Temido. Imaginen que un recién nacido duerme durante dos horas. Cuando se despierte pensará que se encuentra en el mismo momento que dos horas antes, puesto que no tiene idea el paso del tiempo ni tampoco de lo que ha pasado. Pero un niño de 8 meses sí la tiene. Empieza a darse cuenta de que hay un período de tiempo -cuando se va a dormir- en que se separa de sus padres y que, además, no sabe lo que sucede entretanto. Es por ese motivo que intenta retrasar al máximo el momento de meterse en la cama. En estas edades es muy frecuente que algunos niños pequeños se queden completamente dormidos mientras hacen actividades que ocultan momentáneamente la idea de que van a separarse de sus padres: jugando, paseando, viendo la tele...

Para que aprendan a regular esa ansiedad, debemos calmarles antes de que se vayan a dormir. También es importante dejarles bien claro que no deben temer ese momento porque siempre estaremos con ellos si nos necesitan.

-Inquieto. Se ha comprobado que mientras se duerme, sobre todo en fase REM, todo aquello que preocupa puede asimilarse, pero también provocar pesadillas y otros trastornos que, curiosamente, suelen aparecer a estas edades. La razón es que ésta es una etapa de muchos aprendizajes para el niño. En algún momento durante estos meses empieza a andar y a investigar un entorno desconocido hasta entones, lo que le produce mucha ansiedad. El inicio de la alimentación complementaria y, más tarde, la retirada el pañal también son frecuentes motivos de ansiedad infantil y de regañinas de muchos padres a sus hijos.

¿Te extraña que su sueño sea inquieto? Les ocurre lo mismo que a los adultos, que cuando estamos nerviosos dormimos bastante peor.

Por todas estas razones, el sueño de los niños es agitado y los despertares por la noche aún están presentes en la mayoría.

DE LOS 3 A LOS 5 AÑOS
Cuando llegan a esta edad, los niños tienen más horas de actividad diurna, lo que determina que el tiempo de sueño se reduzca, es la época en la que se suelen eliminar espontáneamente las siestas, y tan sólo exista un período de descanso nocturno de unas 10-12 horas. En este momento puede afirmarse a que el sueño infantil ya es muy parecido al de los adultos.

¿Te has fijado? En cada período de nuestra vida el sueño se adapta perfectamente a nuestras necesidades. Eso provoca que el descanso de un adulto sea diferente del de un recién nacido, y también del de un anciano, que casi no tiene sueño profundo y, en cambio, suele tener más períodos de sueño ligero y necesidad de dormir pequeñas siestas durante el día.

El sueño es un proceso evolutivo. Nacemos sabiendo dormir y vamos desarrollando y adaptando esta actividad según la edad. Simplemente es cuestión de saber cómo es el sueño infantil en cada momento para ayudarlo a evolucionar correctamente.



08 octubre 2010

QUITAR EL PAÑAL, (cuando y como) Reunión mes de Octubre

Alguna de las preocupaciones con que nos encontramos los padres cuando nuestros hijos cumplen los dos años, es este, el tema de “quitar el pañal” algo que debería ser un proceso madurativo en nuestros hijos como el caminar, el comer, o el habla, lo convertimos en un problema por la mala información, por la presión social de quien nos rodea y por la llegada de la escolarización, pues en la gran mayoría de los colegios no admiten a niños que lleven pañal, aunque estos niños no hayan cumplido siquiera los 3 años, y es que como aclararemos más adelante, el control de esfínteres no se produce en todos los niños por igual, ni mucho menos llega como por arte de magia cuando nuestros hijos cumplen 2 años.


CUANDO Y COMO QUITAR EL PAÑAL

Pues obviamente cuando nuestro hijo este preparado y nos los pida, pero…

¿Cuándo sucede eso?

Si dejamos que sea nuestro hijo el que nos marque cuando sacarle el pañal, esto ocurrirá de manera natural entre los 2 años y medio y los 3, pero claro, como en todo proceso madurativo, habrá niños preparados antes de los 2 años y otros después de los 3 sin que esto suponga ningún problema en su etapa adulta, solo debemos dejar que sean ellos los que nos marquen el camino a seguir.

El control de esfínteres no se aprende, se adquiere cuando el niño está preparado para ello, son adquisiciones paulatinas, lentas y que llevan mucho tiempo.

¿Pero como sucede?

Alrededor del año, año y medio, algunos bebés pueden empezar a darse cuenta cuando tienen el pañal sucio e incluso saber “cuándo se lo están haciendo”, eso es parte de un proceso, en el que nuestro hijos poco a poco se darán cuenta de que es eso que les pasa cuando hacen pis o caca o cuando lo retienen, tienen que experimentar las sensaciones, es un proceso lento, con avances y retrocesos que puede llevar alrededor de 2 años y que desembocará finalmente en el control de esfínteres.

¿Y si mi hijo va a empezar la escuela y no presenta señales de querer dejar el pañal, que hago?

Como he explicado anteriormente, el tema del control de esfínteres es un proceso de ensayo y error por parte del niño, a veces puede controlar cuando lo hace, y otras no, hasta que poco a poco cada vez van siendo más las veces que puede controlarlo conscientemente y hacerlo en el momento que él quiera.

Nosotros como padres debemos respetar ese ritmo, aunque si nos corre prisa por estar cerca la etapa escolar, podemos ayudarles quitándoles el pañal por ejemplo en casa, para que el vea que el pañal no forma parte de su cuerpo y ponérselo por ejemplo cuando él lo pida o cuando salimos a la calle que es mas engorroso, el que le quitemos y pongamos el pañal las veces que sean necesarias, no significa que haya un retroceso en el aprendizaje, al contrario, al niño le ayuda a sentirse más seguro sabiendo que puede volver a ponerse el pañal las veces que lo necesite (hay que tener en cuenta que les ponemos el pañal desde que nacen y eso les hace sentirse bien, ellos sienten que es parte de su persona).

Lo que no debemos hacer nunca es regañarles por habérselo echo encima o en el suelo, pues es un proceso que tiene avances y retrocesos y eso forma parte del proceso, sobre todo si somos nosotros los que hemos decidido retirar el pañal unilateralmente.

¿Y el pañal nocturno?

Existe la creencia de que cuando el niño controla los esfínteres de día, al poco tiempo debe de hacerlo por la noche, pero la verdad es que eso no es así, hay niños que controlan el pis por la noche desde muy temprana edad, y otros que llegan a la edad de 7 años o más y no lo hacen y no supone ningún problema en su proceso madurativo en la edad adulta, simplemente es que cuando el niño duerme no puede controlarlo consciente mente por encontrase relajado, así que para quitar el pañal de noche, lo primero hay que esperar a que nuestro hijo se levante seco por un tiempo, y aun así, no es de sorprender que haya noches en las que volverá a hacerse pis de nuevo.

16 agosto 2010

CON MOTIVO DE LA SEMANA INTERNACIONAL DE LA LACTANCIA MATERNA (celebrada la primera semana de agosto)

APRENDIENDO A SER MAMIFEROS DE NUEVO

Una de las experiencias más agobiantes para una madre primeriza es intentar que el bebé llorón y hambriento que acaba de revolucionar su mundo se enganche al pezón, dolorido por las grietas, mientras su suegra repite: "Dale un biberón, se crían igual de bien". Y es que cualquier conversación de madres, un vistazo a los foros de Internet, o la cantidad de artilugios inventados para facilitar la lactancia materna parecen indicar que somos unos extraños mamíferos que ya no sabemos alimentar a nuestros bebés, y que nos extinguiríamos si no existieran los biberones.

La OMS aconseja lactancia materna exclusiva hasta los seis meses

Solo se sigue esta recomendación con el 36% de los niños españoles

La industria ha logrado que se vea la leche de fórmula como la más norma

Las madres no han podido aprender de otras mujeres cómo se amamanta

¿Por qué algo en teoría natural resulta tan difícil hoy en día, hasta el punto de que muchas madres deciden no dar a sus bebés leche materna, pese a sus incontables beneficios, tanto para la salud como para la vinculación afectiva? La Organización Mundial de la Salud (OMS), Unicef y la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomiendan amamantar de forma exclusiva (sin agua, zumos, infusiones, ni leche artificial) hasta los seis meses de vida, y seguir con la lactancia, junto con otros alimentos, hasta los dos años o más.

Pero la realidad es muy distinta: aunque a la salida del hospital, la mayoría de las madres (80%) dan el pecho, a los tres meses solo el 52,5% de los niños toman leche materna en exclusiva, y a los seis, el 36%, según los datos que dio el lunes, comienzo de la semana mundial por la lactancia, la AEP.

Una mezcla de falta de formación y de apoyo coordinado de los profesionales, junto con la información insuficiente de la futura madre, sometida a un bombardeo de falsos mitos y presiones familiares y sociales, dificultan que se cumplan las recomendaciones sanitarias y los deseos de muchas mujeres de prolongar la lactancia. Subyace la pérdida de referentes culturales, tras décadas en las que no hemos podido aprender a amamantar observando a otras mujeres pues el biberón se ha convertido en la norma, en gran parte por la mercadotecnia agresiva de los fabricantes, que han logrado que se vea como positivo alimentar a los bebés con leche de otra especie -la vaca- en la que hay que eliminar y añadir componentes para imitar a la leche materna. Si se suman las raquíticas políticas para compaginar lactancia y trabajo, como la baja maternal de 16 semanas, el resultado es obvio.

La vivencia de Mónica Cuello, de 31 años, es un ejemplo de esta conjunción de factores. No pensaba amamantar -"mi madre no pudo", dice, algo de lo que están convencidas muchas mujeres que dieron a luz en la segunda mitad del siglo XX-, pero tras las clases de preparación al parto, decidió hacerlo. "El problema es que te dicen que es importante dar el pecho, pero no cómo ni qué esperar", opina esta mujer trabajadora. "No me informé más pues creía que era algo natural".

Cuando nació Alejandro, hace 15 meses, se dio de bruces con la realidad. "El primer día ni me preguntaron cómo me iba. Sólo me dijeron que me lo pusiera 10 minutos a cada pecho cada tres horas". Cuello pensaba que mamaba bien, pero al día siguiente había perdido el 7% de peso, y le dieron un biberón de leche de fórmula. Cuando al fin una matrona le ayudó a colocarse al niño al pecho, le dolió mucho. "Me dijo que tenía que doler". Esta madre abandonó la lactancia antes de salir del hospital. "Del dolor tan fuerte me deprimía y no me permitía estar bien con el bebé".

"El mayor error es que las madres lleguen pensando que dar el pecho es fácil", opina Jesús Martín-Calama, coordinador nacional de la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia. Lanzada por la OMS y Unicef, acredita a los hospitales que cumplen una docena de pasos con el sello IHAN, que en muchos países se identifica con una atención de calidad. "En el 50% de los casos, hay problemas", dice Martín-Calama. "Los bebés se tienen que adaptar al pecho de su madre, y para eso, necesitan paz, tranquilidad, tiempo para ponerse en contacto y acoplarse", explica. "Que quede claro que los primeros 10 días no es fácil, no es lo bonito que vendrá luego. Pero como no ayudes a la madre esos primeros 10 días, se quedará sin vivir esa experiencia".

Para Martín-Calama, "lo que distorsiona todo es la gran facilidad para solucionar cualquier problema con un biberón, lo que no sucede en la naturaleza. Al mínimo contratiempo, se tira la toalla", afirma. "El mundo sanitario sigue sin confiar en que la madre produzca suficiente leche, lo que hace que muchas abandonen en los primeros meses", critica Gema Cárcamo, presidenta de Multilacta, una asociación madrileña de apoyo a la lactancia.

"Ni para ser médico ni pediatra me enseñaron nada sobre lactancia", dice Carlos González, autor de Un regalo para toda la vida. Guía de la lactancia materna. "Ahora sí se hace, pero los médicos que llevan más años necesitan un reciclaje". Es un problema común en los países desarrollados. "Con demasiada frecuencia, cuando hay dificultades, los profesionales de la salud suplementan con biberones, por falta de las destrezas o la experiencia necesarias", dice Bernadette Daelmans, médica del equipo de salud y desarrollo de recién nacidos y niños de la OMS.

Josefa Aguayo, miembro del comité de lactancia materna de la AEP y jefa de sección de Neonatología del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla va más allá: "Hay muchas interferencias. Empieza desde la medicalización del parto, lo que se ha extrapolado a la lactancia y la crianza", opina. "Aún hace falta mucha formación", afirma Aguayo, para la que es fundamental que los profesionales, desde atención primaria, transmitan un "único mensaje" a la mujer. Coincide Concepción Martínez, vicepresidenta de la Federación de Asociaciones de Matronas de España, quien añade: "Se ha perdido el instinto. Un recién nacido, si lo dejas sobre su madre, piel con piel, a los 70 minutos como máximo empieza a mamar".

La experiencia de Cuello también muestra una situación frecuente, tanto en centros públicos como privados: la contradicción de que una política oficial de apoyo a la lactancia materna, en la práctica, choca con rutinas anticuadas, falta de formación o un simple comentario de un profesional, que dicho en un momento de máxima sensibilidad y agobio, puede acabar con el deseo de amamantar de la mujer.

Aunque el hospital de Cuello siguió la recomendación de poner al recién nacido sobre la madre, llevó a cabo prácticas desaconsejadas: fijar duración y tiempo a la toma, dar leche artificial sin haber intentado que la madre se extrajera leche, y hacerlo en biberón en vez de con jeringuilla (para evitar que el bebé confunda el modo de succionar la tetina con el del pezón, totalmente distintos). Y por último, dejar que la mujer se fuera con la convicción de que dar el pecho es doloroso, cuando con solo corregir la postura podría haber dejado de serlo.

"Desde 2008, sabiendo que las cosas no se hacían bien, empezamos un proyecto de fomento de la lactancia materna", explica la doctora Begoña Arias, responsable de este programa en los hospitales de Sanitas, entre ellos el de La Moraleja, donde dio a luz Cuello. Arias reconoce que, por desgracia, "estas cosas puntuales seguirán pasando", aunque se trabaja para evitarlo: han dado charlas de formación a todo el personal, están cambiando protocolos de actuación, y han creado una consulta externa de lactancia para las madres una vez recibida el alta.

"Es muy difícil lograr el cambio de mentalidad de todos los profesionales de un centro", confirma Martín-Calama. En España, sólo hay 15 hospitales acreditados por la IHAN, y otros dos están en proceso muy avanzado. Son menos del 10% del total, frente al 90% en países como Suecia o Noruega. "Hay que poner a todo un hospital, incluidos auxiliares o celadores, a trabajar para una causa", explica.

El 12 de Octubre (Madrid) está a punto de lograr la acreditación, algo meritorio, según Martín-Calama, dado el tamaño del centro, con 7.000 trabajadores. Es el primer hospital español con un banco de leche materna, y sigue prácticas como limpiar al recién nacido o valorar su salud encima de la madre, incluso tras una cesárea si su estado lo permite. Las vacunas o el peso se posponen dos horas, y se intenta que madre y niño se separen lo mínimo. Un profesional observa la primera toma para prevenir problemas.

Este centro cuenta con una consultora certificada en lactancia materna, Juana María Aguilar. Una de sus labores es impartir talleres a las madres ingresadas. En camisón, y la mayoría con el bebé de pocos días en brazos, las mujeres, algunas muy jóvenes, muchas inmigrantes, desgranan sus dudas. "Las clásicas son: 'No tengo leche', '¿Le alimentará lo suficiente?' y '¿Se queda con hambre?", resume Aguilar. Durante la charla, muy participativa, esta enfermera intenta reforzar la confianza de las madres.

"El pilar fundamental es que la mujer desee lactar. Cuantas más armas le ofrezcamos para que informe a la familia y a la pareja, mejor", afirma. Armas necesarias para vencer la presión de madres y suegras de las parturientas. "Pues yo te crié con biberón y mira qué bien estás". O "¿Por qué pide tanto? Se ha quedado con hambre", son dos clásicos que alimentan las inseguridades maternas.

Una vez la madre consigue lo más difícil, instaurar la lactancia, las presiones, incluso de los propios pediatras, continúan con comentarios como "ya es muy grande para tomar el pecho" o "lo estás malcriando". "A menudo, familiares y amigas de la madre saben muy poco de lactancia, o han tenido experiencias negativas y no la pueden ayudar. De hecho, puede oír todo tipo de comentarios destructivos de gente ignorante que no entiende el proceso de la lactancia", afirma por correo electrónico Christiane Rudert, experta en nutrición de Unicef.

Por suerte, el panorama, poco a poco, está cambiando. "Hace 20 años, era rarísimo que alguien diera el pecho más de seis meses", asegura Carlos González, quien reivindica el amamantamiento, más allá de los beneficios para la salud, como "un derecho, una experiencia vital" muy importante para muchas mujeres. "Mejorará a medida que salgan nuevas generaciones de médicos con formación en lactancia materna, y se vean más mujeres dando el pecho. Es un círculo virtuoso".

Falsos mitos sobre la lactancia materna

Los expertos consultados para este artículo responden:

- No tendré suficiente leche. Muy pocas mujeres no producen leche. Tener más depende de que el bebé mame muchas veces y de forma eficaz, vaciando el pecho. Para que el pecho adapte su producción a la necesidad del niño, hay que darle cada vez que pida, no "cada tres horas 10 minutos de cada pecho".

- Se queda con hambre. Al dar el pecho, nunca sabemos cuánto toma el bebé. Por eso hay que darle según pida y dejar que llegue a la leche del final, más grasa. Hay épocas en que mama con más frecuencia (brotes de crecimiento), para aumentar la producción.

- El calostro no es bueno. La primera leche, muy concentrada, tiene muchas proteínas y defensas. Se produce poca porque el estómago del recién nacido es muy pequeño, como una canica.

- Dar de mamar duele. En situaciones normales, no duele. El dolor es síntoma de problemas, como las grietas, que son fruto de una mala postura al mamar, y desaparecen al corregirla.

- Mi bebé crece menos que los que toman biberón. Hasta hace poco, las curvas de crecimiento se basaban en niños alimentados con leche artificial, lo que podía llevar a recomendar una obesidad prematura. La OMS ha publicado nuevas tablas, con los niños amamantados como referencia de crecimiento saludable.

- Toma el pecho por vicio, lo malcriaré. La OMS recomienda amamantar como mínimo hasta los dos años. El pecho no solo es alimento, también consuelo, por eso los chupetes imitan al pezón.

- No puedo dar el pecho porque tomo medicamentos. Muy pocos tienen efectos sobre la leche materna.

Los riesgos del biberón

Si hubiera una vacuna que redujera el riesgo de meningitis bacteriana, diarrea, otitis, infecciones respiratorias, diabetes, linfoma, leucemia, obesidad, asma y síndrome de muerte súbita del lactante, ¿se la pondría a su hijo? ¿Y si además protegiera a la madre de la osteoporosis, el cáncer de mama y de ovarios y la ayudara a perder peso? Esa vacuna existe, pero pocos niños y mujeres se benefician de ella, y menos de la forma óptima recomendada por las organizaciones médicas. Es la leche materna.

"Las ventajas son tantas que más bien hay que hablar de los inconvenientes de los sucedáneos de la lactancia materna. Es como con el tabaco: hay que proteger de la lactancia artificial, no demostrar las ventajas de la lactancia materna", afirma Josefa Aguayo, del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría. Aunque la creencia popular es que las leches de fórmula son casi tan buenas como la materna, los expertos alertan de sus riesgos: "Hay más alergias, riesgo de desarrollar procesos infecciosos, obesidad...", cita Aguayo.

Según la OMS, la prolongación de la lactancia hasta los seis meses en exclusiva y hasta los dos años de forma complementaria salvaría cerca de 1,5 millones de vidas anualmente. Incluso en sociedades industrializadas, la leche artificial se asocia a mayor riesgo de enfermedad y muerte: "Un estudio muestra que se podrían salvar 9.000 vidas al año en EE UU mediante el amamantamiento exclusivo y prolongado" por la reducción del riesgo de muerte súbita, dice Christiane Rudert, de Unicef.

El fomento de la lactancia es "una prioridad", dice Concepción Colomer, directora del Observatorio de Salud de las Mujeres, del Ministerio de Sanidad. "Aquí no hay controversia, está demostrado que es lo más conveniente". Por eso la estrategia de salud sexual y reproductiva que preparan Gobierno, comunidades autónomas y asociaciones científicas incluye un apartado sobre el tema. Uno de los puntos del texto, al que ha tenido acceso EL PAÍS, es "aplicar el código de comercialización de sucedáneos de leche materna" para "proteger la lactancia materna de prácticas publicitarias engañosas que inducen al abandono de la misma". El marketing de los fabricantes fue uno de los factores que hicieron que en el siglo XX la lactancia materna casi desapareciera en los países desarrollados. El código, aprobado en 1981 por la OMS, prohíbe anunciar leche artificial o dar muestras. Pero en España y en el resto de la UE sólo se aplica parcialmente.

¿Y si la madre no quiere dar el pecho o no lo consigue? "Lo importante es que la decisión sea informada. No hay que presionar a la mujer", dice Aguayo. "Prefiero una madre que dé el biberón con cariño a una que amamanta con mala leche", opina Gema Cárcamo, de la asociación Multilacta. Carlos González tiene otra visión: "La lactancia es una parte muy importante del ciclo de vida de la mujer. Por desgracia, la sociedad no comprende que, si no lo logra, es normal que le dé pena o rabia".

Articulo extraido de EL PAIS